Imagen de cabecera Punta Tombo

PUNTA TOMBO

El lugar

Punta Tombo es, como todo en Patagonia, tierra de contrastes. En un mismo lugar, conviven la árida estepa patagónica con imponentes rocas rojas de un pasado prehistórico y un imponente mar turquesa.

En este ambiente natural de viento y playa, se extiende la mayor colonia continental de pingüinos de Magallanes del mundo. Conviven con ellos, y es posible también observar gaviotas, skúas, petreles gigantes, cormoranes y especies terrestres como guanacos, maras, peludos, choiques (ñandú petisos) y zorros grises. Además, es importante destacar el valor arqueológico del área protegida, caracterizado por restos de asentamientos indigenas.

Imagen Peludo

Punta Tombo es una pedregosa y estrecha franja de tierra, de unos 600 metros de ancho por 3 kilómetros de largo, que se adentra en el Océano Atlámtico. Este importante accidente geográfico, originado en un afloramiento de roca cristalina, de origen jurásico, que ha resistido la erosión marina durante miles de años. Sobre este sustrato, zonas de conto rodado y amplias playas de arena muy fina y compacta, resultan ideales para que los pingüinos excaven sus nidos.

Toda la zona está literalmente repleta de cuevas de poca profundidad, donde los pingüinos año a año ponen sus huevos y crían a los pichones. La pendiente suave de estas playas, facilita el desplazamiento terrestre de las aves, que varias veces al día recorren el trayecto entre los nidos y el mar para alimentarse.

Los pingüinos, si bien alertas a la intromisión humana, no se asustan ni abandonan sus nidos, por lo que la interacción es muy directa. Para evitar accidentes y perjuicios a los animales, desde la conformación de la reserva se han construido pasarelas que permiten circular a los visitantes sin peligro de derribar a su paso las cuevas.

Imagen de muestra Punta Tombo 1

Área Natural Protegida

El Área Natural Protegida Punta Tombo fue creada por Ley en 1972 como estación biológica. En el año 2000 pasó a formar parte del Sistema de Áreas Naturales Protegidas de la Provincia del Chubut.
En el año 2007 se le otorgó la categoría de Parque Provincial, aprobándose su Plan de Manejo.

Luis La Regina donó doce hectáreas a favor de la Provincia de Chubut destinadas a la construcción del Centro de Interpretación de Pingüinos, brindando así la posibilidad de construir un espacio permanente de concientización y puesta en valor del recurso natural.

Imagen de muestra Punta Tombo 2

Centro de Interpretación de Pingüinos

Pensado para mimetizarse con el paisaje, el Centro de Interpretación de Pingüinos propone una arquitectura que altera lo menos posible el entorno natural. Proyectado para brindar una mayor experiencia a la visita, fue construido por el gobierno de la Provincia de Chubut, también para organizar mejor los tiempos de los visitantes de la Reserva, lugar que recibe cada año más de medio millon de pingüinos.

Su recorrido, diseñado para ser visitado en no más de una hora, invita al visitante a conocer más sobre la vida e historia del pingüino de Magallanes y su entorno natural. Distintas salas temáticas, donde se fusionan escultura, dibujos, dioramas y escenografias, permiten exhibir el concepto integral del centro, partiendo de dos ideas básicas: vivir la naturaleza desde sus mismas entrañas y transmitir la experiencia de la vida del pingüino, que viene a tierra firme desde el mar. Para eso, se concibió un programa de contenidos que abarcan tanto la geografía y la historia de Punta Tombo como el mundo marino: los dos hábitats naturales de estas aves.

Imagen centro tombo 1
Imagen centro tombo 2

El primer espacio sitúa a los visitantes en la historia de la formación de Tombo a lo largo de las distintas eras geológicas. Después se accede al Espacio del Pingüino Magallánico, dedicado a la vida de estas aves, y desde allí, por la rampa interior que desciende la pendiente de la lomada, al amplio Espacio del Mar y la Tierra. En este lugar se cuenta lo que los visitantes no pueden ver en la pingüinera, lo que pasa bajo el mar. Para esto se diseñó una escenografía interior que recrea el hábitat natural con sus grutas, formaciones rocosas y proyecciones submarinas. Estos espacios están iluminados muy sutilmente por la luz solar filtrada por claraboyas en el techo, ojos de buey y ventanas bajas.

Desde el edificio, un largo sendero socavado para experimentar el silbido del viento patagónico sobre la cabeza, conduce al Domo de los Vientos, un mirador desde donde se puede disfrutar del paisaje a 360°. Al otro lado del Patio del Aljibe se ubica la cafetería, y más abajo en la ladera, las áreas restringidas: biblioteca, área de estudio, laboratorios, servicios y residencias para científicos y el personal a cargo.